Por Joan Rodríguez

Estudiante Universidad Nacional – Monitor Escuela de Gestión Ambiental Comunitaria.

El día sábado 1 de septiembre la Escuela de Gestión Ambiental Comunitaria (EGAC) realizó su primera salida semestral de reconocimiento territorial. El encuentro tuvo lugar en la localidad Usme y consistió en un recorrido por las veredas La Requilina y El Uval.

A lo largo del trayecto los integrantes de la escuela fueron acompañados por tres guías de la localidad, quienes compartieron parte de la historia de su territorio y sus preocupaciones respecto a la organización y participación campesina, el daño ambiental y el desarrollo de políticas públicas excluyentes.

Durante el recorrido se evidenció que, aunque el 70% de la localidad es rural, la población campesina se ve cada vez más afectada por el desarrollo de políticas distritales que favorecen el crecimiento urbano por encima de las garantías de la población campesina y el cuidado de los ecosistemas. Además, las posibilidades de desarrollo integral de la vida campesina se ven reducidas por problemas como la contaminación de fuentes hídricas, el daño ambiental provocado por el relleno sanitario Doña Juana y la explotación minera, el avance de urbanizaciones ilegales, y la incapacidad del Estado para garantizarle a toda la población servicios completos de alcantarillado, salud y educación.

Ante esta situación las estrategias de movilización campesina han sido determinantes. Por ejemplo, el uso de vías de hecho para detener la construcción de la carretera Usminia; o la constitución de espacios de diálogo y negociación entre el gobierno distrital, el gobierno local y la comunidad como son la Mesa de concertación Rural, la Mesa de Patrimonio y la mesa Ancestral, han permitido visibilizar sus procesos y mitigar la intensificación de las problemáticas mencionadas. Así mismo, alternativas económicas y educativas como las rutas agroecológicas, las escuelas de formación en cuidado ambiental, y la Biblioteca Comunitaria El Uval dan cuenta de la fuerte necesidad de afianzar las posibilidades de hacer frente a los conflictos sociales, ambientales y ecológicos desde el interés colectivo y la organización comunitaria.

La resistencia de estas comunidades responde a un largo proceso de organizativo que ha dado muy buenos resultados, sin embargo, el diálogo con el gobierno distrital y la cohesión de las comunidades representan retos permanentes que requieren de tenacidad y constancia para que este sector de la capital pueda conservar su cultura y modos de vida campesina.